El carisma Verbum Dei tiene su origen entre los años 1958-62 con el movimiento apostólico de predicación llamado “Convivencias”, generado por el P. Jaime Bonet en la diócesis de Mallorca(España). Recibe su primer reconocimiento oficial el 17 de enero de 1963, y una aprobación el 29 de septiembre de 1969 como instituto compuesto por tres Ramas.
El 15 de abril del 2000 el Papa Juan Pablo II dio la aprobación de derecho pontificio a la Fraternidad Misionera Verbum Dei como una institución de vida consagrada.
En esta historia y, ya desde los inicios, han surgido personas laicas que en comunión con la Fraternidad se han sentido llamados a compartir vivencialmente la espiritualidad, misión y carisma Verbum Dei. Esto ha llevado a tomar conciencia de una familia amplia que se extiende más allá de la Fraternidad y en estrecha relación con ella, consolidándose como la Familia Misionera Verbum Dei.
La FAMVD reúne en su seno personas o grupos de todo estado de vida, edad, cultura y condición social, que participan en una misma vocación a ser “Verbum Dei”. Su identidad queda expresada en su mismo nombre: ser “familia”, profundamente “misionera”, al servicio del anuncio de la “Palabra de Dios”. Su finalidad es la vivencia y propagación del Reino de Dios a través de la oración, el testimonio de vida y el ministerio de la Palabra, formando apóstoles de Cristo y generando comunidades evangelizadoras.
Los elementos específicos que caracterizan la FaMVD son:
1) La igualdad fundamental en la consagración bautismal que nos hace a todos hijos e hijas de Dios, discípulos y apóstoles de Cristo, y fundamenta la íntima inserción en la vida y en la misión de la Iglesia universal.
2) Una misma espiritualidad contemplativa misionera que surge de la experiencia personal de Dios y de su llamada y que genera un estilo de vida según las bienaventuranzas, con un amor solidario y un corazón misionero.
3) Una misma finalidad misionera centrada en el servicio de la Palabra de Dios.
4) El sentir la FaMVD como la propia familia de fe en la Iglesia, haciendo de esta comunidad una verdadera escuela de vida, de comunión y de amor misionero.
5) Un camino de formación para el crecimiento integral de la persona y de la comunidad en su conjunto.
6) La asimilación y participación del carisma Verbum Dei desde el patrimonio espiritual e histórico de su fundador, el padre Jaime Bonet.